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Abanico VIII
Título original: Eventail VIII
1987
Madera
Medidas: 252 x 165 x 180 cm
Referencia: ACF0338
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Entre 1985 y 1987 Vercruysse realizó sus «Atopies», una serie de trabajos en los que maneja conceptos como el no-lugar y reflexiona sobre las naturalezas muertas; en 1986 Vercruysse inicia un nuevo corpus de obra al que denomina «Eventails», y que ocupará su producción durante 1986 y 1987. Estas obras se componen esencialmente de marcos vacíos y pedestales escenografiados en el espacio. La obra que nos ocupa, Eventail VIII, consiste en dos niveles de marcos negros vacíos sobre la pared y unas peanas de madera rojiza que actúan como barricadas (o como espectadores) frente a los marcos. Al disponer los elementos en tensión mutua y en directa confrontación con el espectador (al «usurpar» su supuesto lugar de contemplación en el espacio), el artista parece enfatizar la autonomía de la obra, como si ésta solo dependiera de sí misma. Sin embargo, los referentes de los elementos como «sitios» en los que se presentan las obras de arte obligan al espectador a proyectar sus propios contenidos. El resultado buscado por el artista tiene carácter paradójico, ya que el intento de asignar cualquier significado concreto fracasa. Vercruysse ofrece al espectador un «abanico» de posibilidades a la hora de atribuir significados, permitiendo que decida por sí mismo cuáles han sido las intenciones del artista, pero sin poder obviar que las formas que tiene frente a sí poseen la fuerza de lo que «existe por sí mismo». Tal concepción hace de esta pieza un estupendo ejemplo de las tendencias posmodernas que, sin rechazar del todo el carácter autónomo de la creación, quieren distanciarse de quienes abogan por un «ensimismamiento» estéril del arte y del artista. Con este abanico o variedad de opciones, Jan Vercruysse parece plantear una crítica al minimalismo y a las teorías formalistas de la modernidad respecto a la premisa de que «lo que ves es lo que ves». Sus trabajos pretenden cuestionar la idea de que una obra puede comunicar «verdades» sin contemplar los cambios culturales que se producen a su alrededor en el tiempo. Vercruysse parece aplicar en estas obras un tipo de mirada muy presente en el arte belga: la disfunción. Como René Magritte –mediante recursos surrealistas– o Marcel Broodthaers, Vercruysse insta a «poner boca abajo» las relaciones tradicionales entre forma y significado, añadiendo nuevos caminos de entendimiento visual a través del silencio proyectado por unas formas sin contenido aparente, pero cuya realidad responde a unas circunstancias históricas y culturales determinadas y determinantes. Los «Eventails» dramatizan, en cierto modo, el peligro de perder la imagen mediante una saturación de significados.

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