Heredera de los planteamientos de la nueva escultura británica, lo que se manifiesta en la combinación insólita de materiales y de utensilios diversos, así como de algunos recursos de cierta «estética femenina»que se resume en una sensibilidad que conlleva la utilización de objetos tradicionalmente asociados al mundo de la mujer, Concha García ha centrado su trayectoria, desarrollada prácticamente en la década de los años noventa, en la escultura, entendida tal y como se había hecho en la década anterior. Dentro de su trayectoria escultórica se podría apreciar una ligera evolución hacia una mayor depuración formal, que se caracteriza también por una mayor contundencia en los resultados individuales y por lo que habitualmente se entiende por «buen gusto». Esto último, sin duda, se debe a la utilización del blanco como materia prima a lo largo de todos estos años, y a evocaciones difusas de una memoria abstracta.