Eve Sussman
Reino Unido, 1961
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Nacida británica, Eve Sussman estudió en el Robert College de Estambul, para continuar sus estudios en la Universidad de Canterbury, en Nueva Zelanda, y en el Bennington College de Vermont, en Estados Unidos. Instalada en Brooklyn, su primera exposición individual fue en la Bronwyn Keenan Gallery del SoHo, en Nueva York, en 1997: allí se presentó como escultora o artista de instalación. Poco a poco fue volviendo más complejas las relaciones teatrales entre sus piezas y los espectadores, colaborando con la coreógrafa Cláudia de Serpa Soares para volcarse cada vez más en aspectos puramente cinemáticos. Desde mediados de los años 2000 produce complejas obras fílmicas en colaboración con la Rufus Corporation, un grupo de performers, artistas y músicos.
La trilogía de obras que la ha hecho famosa comenzó en el 2004 con 89 Seconds at Alcázar, que consistía en un reenactment, una reactualización de la puesta en escena de Las Meninasde Velázquez. En el 2007 realizó The Rape of the Sabine Women, que escenografiaba el mito fundacional de la Roma clásica a partir del cuadro neoclásico de Jacques-Louis David. Esta serie culminó en el 2011 con whiteonwhite:algorithmicnoir. En este caso, el punto de partida es la pintura de Kasímir Malevich de 1918, mito fundador de la muerte de la pintura en las vanguardias históricas. Producida en colaboración con la revista en líneaTriple Canopy, se filmó en el puerto de Aktau, en Kazajistán, cerca del cosmódromo de Baikonur, centro de operaciones de la agencia espacial del régimen soviético comunista. En la imaginaria City A y con una trama conspiratoria sobre la vigilancia de las experiencias científicas de un régimen que también toma rasgos del sistema capitalista, exhibe una estética retrofuturista basada en la depuración arquitectónica y la perfección geométrica. La aparente utopía formal se representa fallida en sus derivas sociales, en una narrativa que aprovecha la hiperrealidad difusa de lo digital: la película es un hilo estructural donde las treinta horas de secuencias son editadas al azar por un ordenador, en una estructura algorítmica de tags que nunca se repite en cada proyección, como si el cine fuese una máquina fortuita. La artista definió su proyecto como «un metraje de archivo del futuro».
Manuel Segade