Richard Serra realizó sus primeros grandes dibujos negros después de realizar dos de sus esculturas, Strike (1969-1971) y Circuit (1972). El propio artista nos ofrece, en una entrevista de 1977 mantenida con Lizzie Borden y en unas notas publicadas una década más tarde (dos años, por tanto, antes de Crosby), información exhaustiva sobre su concepción y su modo de proceder con el dibujo.
El dibujo jamás es, para él, boceto de la escultura, sino que, justamente al contrario, es un medio para reflexionar y obtener conclusiones posteriormente. Serra utiliza exclusivamente, o casi, telas tratadas con cola y yeso, que prepara en el estudio y que corta y dibuja definitivamente en el «lugar específico» donde habrán de ser contempladas. Si utiliza la línea, ésta es entendida como corte. Las grandes superficies negras, único color que emplea –ya que «el negro es una propiedad, no una cualidad«–, poseen características que las emparentan, en un registro diferente, con la escultura, por más que nunca creen ilusión alguna de tridimensionalidad: «En el dibujo tengo una preocupación paralela a la del lugar y el contexto: mis dibujos empiezan por ocupar un lugar en el espacio del muro. […] Las telas negras me permiten definir espacios en el interior de un recinto arquitectónico dado, por la naturaleza de su peso, de su forma, de su cualidad plana y de su contorno».
Serra confiesa a Lizzie Borden: «Para mí, dibujar es el medio de proseguir un monólogo interior con lo que hago, a medida que lo hago». Lo que no le impide sostener, también, que «el dibujo es un medio de examinar la propia naturaleza. Nada más. […] No hay una manera de hacer un dibujo, no hay más que el hecho de dibujar».