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Escúchame con tus ojos
Título original: Hear Me with Your Eyes
1989
Fotografías cibachrome en blanco y negro y color sobre madera
Medidas: Tríptico: 249 x 310 cm c.u.
Referencia: ACF0493
Edición: 2/3
Con una deliberada disposición espacial, a fin de incluir al espectador en la obra no solo como una mera presencia física, sino también como sujeto de condición humana específica, en este tríptico de Geneviève Cadieux se condensan algunos de los elementos fundamentales que han caracterizado su trabajo a lo largo de los años, y no únicamente en lo que se refiere al uso de la imagen fotográfica por parte de las artistas como elemento que vincula un sistema específico de significado y visualidad del mundo, tan extendido desde finales de la década de los ochenta, sino también en lo que se refiere a las múltiples relaciones que ofrece con el espacio de la representación, el espacio de presentación y exposición de las obras, la reformulación y la activación de los necesarios lazos con el espectador, junto con una constante presencia narrativa de la memoria (más que del recuerdo), a base de una especie de escritura personal que se ampara en la imagen genérica del cuerpo, el rostro y la piel como lugares de transformación y de intensificación de los afectos y de la existencia de los individuos: así, desde la experiencia del fragmento, de la angustia, de la alteridad y el dolor Geneviève Cadieux construye un dispositivo visual poderoso y rotundo que amplía el espacio arquitectónico, que incorpora al espectador como mecanismo activador de significados, y que –se diría– toma de cierta estética del cine tanto la sensación de proyección en gran formato como la de secuencia narrativa elíptica.
La primera imagen (en blanco y negro) de Hear Me with Your Eyes está tomada de una película de 1982, y muestra un primer plano ampliado del rostro dolorido de una mujer; en la segunda imagen, tomada algunos años más tarde, el rostro aparece ya captado en un gesto mucho más convulso y cargado de sufrimiento, que se presenta superpuesto en dos momentos y que la intensidad del color hace penetrante de forma visible; en la tercera imagen, de nuevo en blanco y negro, un primerísimo plano gigante de los labios entreabiertos de la mujer (casi como una especie de ojo adicional de mirada angustiada e interrogante) reitera, en una narrativa secuencial muy particular, la conversión de los plausibles gemidos, murmullos, gritos ahogados, súplicas y sonidos de dolor (tan explícitos en otras obras de la artista) en una pura visualidad acaparadora y conmovedora que reclama múltiples intensificaciones de significado por parte de los espectadores (recordemos el título: «Escúchame con tus ojos»). La piel se nos muestra directamente como un modelo de escritura, y el soporte fotográfico aparece utilizado como escenificación contemporánea del territorio en el que verdaderamente se produce sentido en las prácticas artísticas: el de la experiencia.