Cotanda se licenció en 1987 en la Facultad de Bellas Artes de Valencia, vivero del que emergió lo que cierta crítica acuñó apresuradamente como «escuela valenciana de escultura», una denominación que Ricardo Cotanda no compartió en lo referente a los planteamientos estéticos ni tampoco al uso de los materiales. Dicho esto, la nombradía que alcanzó Cotanda en los años finales de la década de los ochenta se vio alimentada por la obtención del Premio Muestra de Arte Joven, que recibió en 1987, y del Premio Pablo Gargallo de Zaragoza un año más tarde. Ese mismo año fue invitado al Aperto de la Bienal de Venecia, una manera muy valorada de formar parte de lo más novedoso de la escena artística internacional. Con los años, y tras un período de relativo alejamiento, Ricardo Cotanda –que había explorado formas escultóricas más sutiles, amén de manejar elementos fotográficos– retomó su escueto simbolismo estético, preñándolo de hermosas referencias lorquianas y duchampianas. Su obra ha sido expuesta en galerías de Barcelona, Zaragoza, Madrid, Valencia y Sion (Suiza), y el artista desempeña asimismo una labor docente, impartiendo clases en la Facultad de Bellas Artes de Cuenca.