Con tan sólo doce años Christian Boltanski dejó la escuela, y fueron sus padres los que se encargaron de su educación. Sin haber seguido formación artística, apenas la asistencia a algún taller de pintura, en 1958 empezó a pintar. Durante prácticamente diez años se dedicó a la pintura sin encontrar ningún tipo de repercusión. Tras abandonarla, entre 1967 y 1974 realizó una serie de obras de marcado acento biográfico, fundamentalmente consistentes en cartas que enviaba al azar y en películas de violencia extrema. Este giro conceptual en su obra le llevó a participar en la «Documenta V» de 1972, y a entrar en contacto con una serie de artistas de intereses compartidos, y con los que ha colaborado en diversas ocasiones: Jean Le Gag y Annette Messager. A partir de 1975 Boltanski eliminó las referencias biográficas en su obra, y trabajó con la fotografía reflexionando sobre los códigos culturales del gusto y los estereotipos de belleza en obras como Les Plus beaux enfants y Compositions décoratives. Tras la retrospectiva que el Centre Georges Pompidou de París le dedicó en 1984, Boltanski recuperó los temas de sus primeras obras y se concentró en la relación entre la memoria, la muerte y la fotografía.