Asier Mendizabal
España, 1973
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La obra de Asier Mendizabal (Ordizia, Guipúzcoa, 1973) se centra en el análisis de ciertas tradiciones culturales e ideológicas —tanto de la historia del arte y la cultura en general como del País Vasco en particular— que le permiten un ejercicio constante de reactualización del pasado desde la inestabilidad y la flexibilidad del presente. Un juego no explícito de capas de significado que incorpora referentes históricos, conocimientos específicos e intuiciones estéticas en un sutil equilibrio entre lo formal y lo conceptual. Una obra compacta que, a pesar de su vinculación con el hecho escultórico, ofrece múltiples registros de presentación, como el vídeo, la fotografía, el texto o piezas de carácter gráfico. Se aprecia en su discurso y en sus formalizaciones una fuerte herencia de la tradición de la escultura vasca, referencia fundamental que el artista vincula con otros intereses como la utopía abstracta de principios del siglo XX, la relación entre modernidad y cultura popular, el cine de militancia política o los movimientos contraculturales como el punk o el rock radical. Su obra se caracteriza por una exploración conceptual capaz de fusionar forma, discurso e ideología en propuestas definidas por dos premisas básicas: un fuerte impacto estético y una clara resistencia discursiva que, por lo menos en un primer momento, no manifiesta sus contenidos e intenciones. Un trabajo que lucha contra las convenciones preestablecidas ante el objeto artístico, entendiéndolo como un artefacto ideológico capaz de cuestionar conceptos como la simbología del poder a partir de las formas y la carga matérica de la representación de lo colectivo. Su preocupación por la escultura le ha llevado a realizar una revisión crítica del monumento, y su interés por el imaginario social, a una exploración de comportamientos de grupo derivados de la cultura popular y el folclore, haciendo hincapié en los escenarios, emblemas, símbolos y códigos surgidos de la intensidad y la tensión de las masas. Una forma de entender la práctica artística como un sistema de reivindicación que permite abordar puntos de vista que no tienen cabida desde otros ámbitos de nuestra vida diaria. En definitiva, una exploración de las esferas política y estética basada en el análisis de la ideología y de sus formas de hacerse visible. Algo que, desde el punto de vista de la interpretación de sus obras, entronca, por un lado, con la lógica narrativa del montaje cinematográfico y, por el otro, con la escultura constructivista y modular; dos sistemas diferentes pero que para él se complementan cuando se trata de entender la construcción sintáctica de su trabajo. Actualmente, Asier Mendizabal vive en Bilbao. Su obra se ha expuesto en museos, centros y eventos artísticos de ámbito nacional e internacional, como la Manifesta 5, el Museo Guggenheim Bilbao, el Museu d’Art Contemporani de Barcelona (MACBA), Artium (Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo), la Bienal de Bucarest, el Museu de Serralves de Oporto, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) de Madrid o la 54ª edición de la Bienal de Venecia.