Darío Villalba
España, 1939
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Villalba, pionero en el uso de técnicas y códigos estéticos en un momento en que la pintura que interesaba en nuestro país era de corte mucho más tradicional, es autor de una obra densa y oscura, que requiere la entrega absoluta del espectador para ser entendida y apreciada.
Una compleja trama de imágenes obsesivas configura su trabajo, que a lo largo del tiempo se va ordenando en unas series que van mostrando sus características. El uso de material fotográfico como soporte de una pintura que lo complementa es quizás la particularidad más reconocible de este vanguardista del arte vasco, cuyo trabajo fue reconocido mucho antes fuera que dentro de nuestro país. La intensidad de su creación, nunca amable ni a la moda, siempre extremadamente emocional y personal, es quizás uno de los motivos de su tardía valoración. Villalba persigue una belleza de eterna juventud, que inevitablemente es degradada con el paso del tiempo, la enfermedad y, finalmente, la muerte.
Gran caída II (d’après Peter Paul Rubens, “La caída de los condenados”) nos muestra, sobre un formato fotográfico en blanco y negro, un fragmento de la mencionada obra de Rubens, sobre la que Villalba superpone chorretones de pintura de forma gestual, y de esta forma crea intencionadamente un contraste entre la figuración apropiada y la abstracción añadida. Enfatiza así, dramática y violentamente, la obra original, mediante esa técnica tan suya de dripping que el propio autor denomina «autosabotaje de lenguajes».
Virginia Torrente