Miquel Navarro
España, 1945
Volver
Mislata, ciudad natal de Miquel Navarro, se ha convertido, con las debidas y radicales metamorfosis, en un referente arquitectónico perceptible en la escultura de este artista. Esta ciudad periférica, ahora ya prácticamente engullida por Valencia, ha sido fuente de inspiración de Navarro, que ha utilizado entusiastas referencias a sus fábricas, sus calles y canalizaciones, a fin de epitomar la mezcla de culturas que han anidado en el País Valenciano: la romana, la árabe, la cristiana. En este sentido, aunque la obra de Navarro ha viajado por muchos países, su decisión de afincarse en su tierra le ha permitido mantener vigente la creación de una iconografía impregnada claramente de sus raíces. Tras estudiar en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, Miquel Navarro inició su carrera como pintor, pero desde 1972 se dedica casi en exclusiva a la escultura, sin renunciar al dibujo (en ocasiones de temática erótica), que maneja con destreza. En 1980, la exposición colectiva «New Images from Spain», en el Guggenheim Museum de Nueva York, lo dio a conocer en la escena internacional. Años después, en 1986, le fue concedido el Premio Nacional de Artes Plásticas; y en el ámbito valenciano, el Premio de Artes Plásticas Alfons Roig, en 1987. Una de las facetas que más renombre le han reportado es la instalación de fuentes públicas, entre las que destacan las de Valencia, Turís, Quart de Poblet y Bruselas. Fascinado por la idea de ciudad, Navarro ha compuesto muchas esculturas (hierro fundido, terracota) en las que recoge el trazado de una urbe imaginaria compuesta de elementos varios (torres, chimeneas, edificaciones aisladas, avenidas) en los que confluye tanto la estética de las vanguardias como el impacto de las arquitecturas vernáculas y tradicionales.
Juan Vicente Aliaga