Donald Judd
USA, 1928
USA, 1994
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Donald Judd fue una figura clave del minimalismo, probablemente la tendencia artística que mayor influencia ha ejercido en el arte y en la estética de los últimos treinta años. Su obra, que combina una geometría elemental con materiales industriales, revolucionó el concepto tradicional de la escultura. Judd estudió filosofía en la Universidad de Columbia (1949-1953) y arte en el Art Students League de Nueva York (1948-1953). En 1957 regresó a la misma universidad para cursar el máster en historia del arte, con profesores tan reconocidos como Meyer Shapiro y Rudolf Wittkower. Su trayectoria artística se había iniciado con la pintura, pero a principios de los años sesenta Judd manifestó su insatisfacción con este medio, por su inherente ilusionismo y sus propiedades subjetivas, y empezó a trabajar en tres dimensiones, creando lo que denominó «objetos específicos», pues solamente podían ser considerados en sí mismos ya que no representaban otra cosa. Judd que ya entonces había adquirido reputación como crítico de arte -en 1959 empezó a escribir para Art News, entre 1960 y 1965 fue redactor en Arts Magazine, y a partir de entonces escribió para Art International-, defendía la aparición de un arte nuevo cuyo interés estaba centrado en las cualidades formales de la obra. Para él no se trataba de una reducción de intereses en el arte -y por eso siempre rechazó la denominación de «arte minimalista»-, sino de una nueva actitud que, como la suya, entendía que el arte solo puede expresar aquello que se puede verificar empíricamente, es decir: la forma, el color, la superficie y el volumen. A partir de aquella época, el trabajo de Judd se ha distinguido por sus depuradas formas y su elegante precisión, así como por su rigor teórico. También por su sensualidad, especialmente apreciable en el exquisito tratamiento de materiales y colores, y por su estudiada relación con el espacio arquitectónico donde se ubica la obra. La relación con el espacio llegó a ser una preocupación para el artista que alcanzaría su máxima expresión en Marfa, Texas, donde en 1972 Judd adquirió un rancho y varios edificios de una base militar abandonada, que convirtió en su residencia y en uno de los lugares más impresionantes de exposición permanente para grandes instalaciones de arte. Allí instaló su obra, y la de otros artistas, tal y como él pensaba que deberían verse. Este espacio se abrió al público en 1986, tras constituirse en la Fundación Chinati. Hasta su muerte, ocurrida en 1994, Judd expuso en las principales galerías y museos de Estados Unidos y Europa, y recibió numerosas distinciones y premios.
Nimfa Bisbe