Aernout Mik
Holanda, 1962
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Aunque la formación académica y los primeros trabajos de Aernout Mik (Groningen, Holanda, 1962) fueron en escultura, en los años noventa su producción se empezó a desarrollar en el espacio y acabó convirtiéndose en instalaciones que contenían vídeos. Su interés radica en el hecho de que vuelve a trabajar el vídeo en su dimensión física, como un elemento en el espacio y en sus aspectos performativos. Las pantallas y las estructuras que forman sus piezas funcionan como interrupciones y obstáculos en el espacio. Las arquitecturas que Mik construye para sus instalaciones son elementos inextricables de las piezas, conectan el aspecto visual con el táctil. Su trabajo se basa en la interrelación que se produce en el espacio entre esas estructuras y el visitante.
Otro elemento que acentúa el aspecto táctil y corpóreo de las piezas de Mik es el hecho de que las proyecciones que forman las instalaciones son silentes. La ausencia de sonido agudiza la vista y permite ver más cosas de manera simultánea. Pero al mismo tiempo el que el espectador no pueda seguir los diálogos crea una sensación de extrañez y de enajenación con respecto a lo que sucede en las imágenes. Además, la estructura en bucle que presentan los vídeos, junto con la ausencia de estructuras narrativas convencionales, hace que prevalga en el espectador un sentimiento de desasosiego y de incertidumbre durante todo el visionado de sus trabajos.
Los vídeos de Mik se componen de una sucesión de acontecimientos que, a pesar de las apariencias, no confluyen en una historia. Tampoco hay unos personajes más importantes que otros: la masa o el grupo de gente son los verdaderos protagonistas en estos vídeos. En las situaciones que se representan siempre hay un momento de crisis, un estallido de violencia que establece similitudes con posibles acontecimientos reales; existe un sentimiento de reconocimiento a pesar de que no sea la representación de ningún hecho verídico. Este es también el caso de Pulverous (2003), un trabajo formado por tres vídeos y sus correspondientes estructuras arquitectónicas, que muestran el interior de un almacén de comida en el que varios individuos rompen y vacían los paquetes de las estanterías. La escena está inspirada parcialmente en una tradición de los indios norteamericanos, un ritual en el que el anfitrión de una fiesta destruye objetos valiosos como símbolo de su opulencia. A pesar de que la escena no tiene nada que ver con ello, el espectador no puede evitar relacionar lo que muestra con acciones de saqueo en una gran ciudad.
La obra de Mik se basa en la logística y los mecanismos de la mirada, así como en la relación de los cuerpos en movimiento en el espacio.
Neus Miró