Desde sus inicios, el British Museum ha sido una entidad pública respaldada por un fuerte mecenazgo privado. En la conferencia se expondrán los orígenes de ese modelo y por qué nunca ha sido tan importante como hoy.

Los valores del actual British Museum estaban ya presentes en la ley del Parlamento británico por la cual se creó en 1753. Fue el primer museo nacional de carácter público del mundo —es decir, opuesto al origen real— y su acceso era gratuito para todos los visitantes tanto británicos como extranjeros. Su creación fue posible con la ayuda de fondos públicos y se ha beneficiado de partidas presupuestarias del Parlamento, pero siempre ha atraído generosas donaciones de piezas y aportaciones económicas de donantes particulares.

Esta política de colaboración ha sido apoyada por la estructura de gobierno del museo. Los patronos independientes han mantenido la colección a salvo de influencias políticas y han priorizado las consideraciones de muy largo plazo. En la conferencia se mostró cómo este modelo ha favorecido el mecenazgo privado durante varios siglos. La colección contribuye a esclarecer múltiples cuestiones de actualidad, como son el impacto que sobre la humanidad han tenido el comercio, la inmigración, la desigualdad y las creencias a lo largo de milenios. En tiempos de creciente nacionalismo y de políticas populistas, permite a los visitantes participar de un sentido de la historia común a todos. Asimismo proporciona valiosísimos recursos para el estudio y la investigación.

El British Museum tiene, por tanto, una responsabilidad intelectual y moral de carácter muy amplio. Se concibe como un museo del mundo y para el mundo. Y dadas las actuales restricciones generalizadas en las finanzas públicas, cada vez recurre más al apoyo privado para alcanzar sus ambiciosos objetivos.