Volver
Imprimir ficha
Añadir a Mi Colección
Malestar óptico, malestar épico
1994
Acrílico y papel sobre madera
Medidas: 170 x 195,5 cm
Referencia: ACF0721
Se trata de una obra de gran complejidad, cuyo proceso de ejecución se prolongó durante casi un año, a lo largo del cual Luis Gordillo desarrolló una rigurosa y sistemática documentación fotográfica que adopta ya, en este caso, un carácter plástico, en el que la fotografía se presenta como una vertiente paralela a la pintura para establecer un nuevo tipo de vibración.
Malestar óptico/malestar épico resume los procedimientos técnicos y los procesos creativos de la obra de Gordillo a lo largo de los años noventa: expansión y extensión de la pintura, construcción por yuxtaposición y adición de unidades, inserción de tramas pre-elaboradas por medio del collage, y repetición con variaciones de estructuras comunes a otras obras.
La obra, realizada en papel montado sobre madera, se compone de cuatro paneles que han ido relacionándose sucesivamente en el estudio. El punto de partida fue la estrecha relación que mantenían dos de los paneles (el segundo y el cuarto por la izquierda), que son la continuación de una breve serie de 1994 en la que se incluyen Espejismo con paisaje desolado, Espejismo con anticosas rojas, Espejismo con nieve amarilla y Espejismo con vibraciones rojas, obras con las que comparten una idéntica estructura formal y de tensión cromática, aunque instaladas en una más acentuada vibración cromática. La conexión entre ambos paneles, sin embargo, no fue directa, a través de «pinchazos» o extensiones, sino mediatizada por un panel intermedio ligeramente más alto, que los integra encajándolos sobre el mismo plano. Como nexo de unión, Gordillo se sirve de una serigrafía propia utilizada como fondo en otras obras, que presenta una trama regular de células y ha sido posteriormente manipulada con pintura y encolada a una superficie de tonalidades apagadas. En el centro de este panel, sobre la serigrafía, aparece una cabeza esbozada con tosquedad que indica, como la rata de La nieve es negra, la necesidad de incluir elementos figurativos en una composición decididamente abstracta.
La unidad del extremo izquierdo se propone como una extensión cuyas funciones consisten en romper una simetría excesivamente equilibrada, y completar un fresco de distorsiones y fragmentaciones, de cruces y cortocircuitos cromáticos.
Por otra parte, en esta obra aparecen con claridad y radicalidad los resultados de un cuidado proceso de gradaciones cromáticas dentro de tonalidades ácidas y frías, propias de un color anti-naturalista, artificial, cercano a las gamas de las tintas de impresión, a los colores digitalizados de pantalla de ordenador. Reaparecen también estructuras meándricas, pero ya como fondos de tramas, como alusiones de un universo personal.