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Pintura de bordes (Abierta)
Título original: Border Painting (Open)
1992
Acrílico sobre tela
Medidas: 162 x 504 cm
Referencia: ACF0693
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Charlton entiende la pintura como una realidad física que se identifica por su forma, su color, su contorno y su superficie. Visualmente transmite una actitud muy próxima a la de las obras de artistas como Robert Ryman, Brice Marden, o Agnes Martín, que desde los años sesenta han cuestionado la verdadera naturaleza de la pintura. El color gris es la propiedad más evidente e identificadora de la pintura de Charlton. Este color, que es el que menos identidad tiene en la historia de la pintura, cubre sus telas sin ningún tipo de modulación tonal o impasto, sino como una sutil impregnación que deja al descubierto la textura de la tela de algodón. Sin embargo, las pinturas de Charlton son mucho más que superficies de color gris: son formas en el espacio, estructuras que interactúan con él, que alteran la percepción del espacio donde se sitúan de la misma forma que ese mismo espacio afecta a la visión del cuadro. Como Painting en Ten Parts, un políptico compuesto por planos rectangulares, sus obras no son objetos finitos, estáticos, sino estructuras que dependen del espacio. En realidad, inician su existencia y se convierten en arte cuando se instalan. «La realidad de mis cuadros puede encontrarse en la realidad del espacio», asegura el artista. Para Charlton, la instalación de la obra es fundamental. Sus obras no contienen una composición porque no están compuestas en el tradicional marco rectangular, sino en el espacio: es el acto de situarlas en el espacio, de instalarlas, el que da lugar a la composición. Por lo tanto, el espacio donde se encuentran se convierte en parte de la obra. Así, en esta obra de la Colección los espacios que separan cada uno de los diez paneles no solamente dan ritmo a la obra, sino que forman parte de su composición como líneas de luz que seccionan la superficie gris. Al igual que en la segunda obra de la Colección -Border Painting (Open), dos rectángulos que dejan abiertos sus espacios centrales-, la percepción de estas obras varía en cada instalación según la influencia que ejerce sobre ellas el espacio. Por otro lado, estas obras son escultóricas en su forma, y activan el espacio en el que se ubican al proyectarse en él. Estas composiciones son rigurosas estructuras ortogonales que se diferencian por su forma, su contorno, su tamaño y su tonalidad gris. Charlton emplea un sistema combinatorio de factores y figuras básicas -como la línea vertical y la horizontal, el cuadrado y el rectángulo- con los que construye y reconstruye diferentes formas pictóricas. Asimismo, su unidad de medida de 4,5 cm le permite determinar la estructura general de sus obras, desde la distancia entre los paneles de los polípticos hasta el mismo formato de muchas de sus telas. La rigurosidad de su factura y la lógica de la composición geométrica no dejan lugar al azar, ni a la posibilidad de escapar de su realidad visible. La pintura de Alan Charlton solamente permite la contemplación silenciosa de una armonía sin subterfugios.

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