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Sin título
1995
Madera, cemento, acero, cristal y algodón
Medidas: 117 x 134,5 x 46 cm
Referencia: ACF0645
En su intento de acercarse a la experiencia cotidiana de las masacres y otros actos violentos, Doris Salcedo elige lo doméstico como campo de batalla. Así, su obra se compone de objetos como armarios, sillas, camas, telas o zapatos, que muestran las huellas de una experiencia vivida. «Cada vez que visito un sitio hay vestigios de un acontecimiento violento. Incluso dos años después de la masacre, en el mismo lugar, persiste un sentimiento muy especial. En mi trabajo quiero provocar ese espíritu, usando objetos que tienen un aura de dolor impresa en sus superficies». Salcedo explota el aura inherente a las cosas usadas, para recuperar la memoria del acto violento que sufrieron los que una vez fueron sus propietarios. De esta manera denuncia cómo la memoria es encubierta por los regímenes totalitarios.
Sin título está formada por un armario pequeño y una vitrina, rellenos de cemento, de los que sobresalen detalles de lo que había dentro, como trozos de tela, cristales, etc. La artista deja visible la huella de aspectos específicos de una presencia humana y construye de esta forma imágenes que apelan a la memoria de una existencia dramáticamente borrada. Así, Salcedo acerca la experiencia del dolor a la conciencia del espectador, como un gesto de lucha contra la indiferencia ante la tragedia de otros. En este proceso, los muebles se convierten en metáforas del cuerpo humano y el cemento es signo de la represión a la que estos hombres, mujeres y niños están sometidos. La autora, con la acción de vertido, quiere mostrar la naturaleza parlante de las cosas, conmemorando a aquellos que han sido brutalmente callados.
Sin título formaba parte de un grupo de más de veinte muebles rellenos de cemento que Salcedo realizó para una instalación en la Carnegie International de 1995. Su emplazamiento en una nave industrial y su disposición desordenada en el espacio contribuyeron a crear una atmósfera impactante, misteriosa y polvorienta, en la que el silencio y la ausencia devenían protagonistas, creando en el espectador una sensación claustrofóbica.