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Rojo afrum
Título original: Afrum Red
1967
Proyección de xenón
Medidas: Dimensiones variables
Referencia: ACF0512
El interés que James Turrell muestra por el poder infinito de la luz se inició en los años sesenta, mientras el artista estaba estudiando en el Pomona College y en la Universidad de California (Irvine), donde, tras haber obtenido la licenciatura en Psicología en el año 1965, en 1973 cursó un máster en Bellas Artes.
A finales de de la década de 1960, en el interior del antiguo Mendota Hotel de Santa Mónica (California) –espacio reconvertido por el mismo artista en un laboratorio con las paredes, el techo y el suelo de un color blanco casi perfecto–, James Turrell comenzó a experimentar con la luz, creando un tipo de obras basadas en la luz artificial procedente del exterior y del interior de su estudio, que se convertirían en la verdadera esencia de su producción posterior. Fruto de esta experimentación sería «Mendota Hotel Stoppages», una serie realizada por el artista entre 1968 y 1969 a partir del control ejercido sobre la luz artificial procedente del exterior, que penetraba en el interior del estudio a través de aberturas practicadas en las paredes teniendo en cuenta la dirección de la fuente lumínica: los faros de los coches que circulaban por la calle, las señales de tráfico luminosas o las intermitencias de las luces publicitarias. Paralelamente a esta serie de obras, de vida tan limitada como la duración de una noche, James Turrell también realizó «Light Projections», otra serie de obras con luz para interiores que, tal como su título indica, surgieron de una proyección de luz y no de una luz aleatoria.
La serie «Light Projections», que James Turrell expuso por primera vez en 1967 en el Pasadena Art Museum de California, incluía las cross-corner projections (si se proyectaban hacia los ángulos del espacio expositivo) y las single-wall projections (si lo hacían sobre las paredes de dicho espacio). Alfrum Red es una obra constituida por una luz muy intensa que se proyecta sobre la esquina de una habitación completamente a oscuras. A pesar de que parece un cubo tridimensional, en realidad esta obra consiste en una luz que gravita permanentemente sobre el espacio de una habitación, y que no dispone de absolutamente ningún tipo de soporte físico. Enigmática y misteriosa –ya que es capaz de transmitir una densidad y un peso de los que carece–, esta obra (cross-corner) tan solo se hace realidad cuando se pone en funcionamiento la fuente lumínica: un proyector de xenón del cual emana una luz muy intensa. Esta luz, de color rojo, pasa por un filtro que el artista ha recortado en forma de cuadrado, dando lugar a un volumen tridimensional proyectado sobre la esquina del espacio expositivo; un volumen que no solo existe en tanto que realidad virtual, sino que varía según la posición en la que se sitúa el espectador.