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Piedras negras bajo luz amarilla
Título original: Black Stones Under Yellow Light
1987
Instalación eléctrica y bloques de mármol negro
Medidas: 38 x 500 x 600 cm
Referencia: ACF0362
La heterogénea y compleja obra de Bruce Nauman abarca una serie de temas que emergen de forma recurrente. Uno de ellos actúa como columna vertebral de toda su producción, sobre todo desde finales de la década de los setenta: el análisis de la imposición de los procesos de socialización. El propio artista explica que su trabajo es «el producto de la ira que siento por la condición humana. […] Me exaspera nuestro potencial de crueldad y la capacidad que tenemos las personas de ignorar aquellas situaciones que no nos agradan». Las tres obras de la Colección de Arte Contemporáneo Fundación "la Caixa" reflexionan, en menor o mayor medida, sobre estas cuestiones.
Black Stones Under Yellow Light consta de treinta y dos bloques de mármol agrupados en forma de equis en una sala iluminada por tubos fluorescentes que proyectan luz amarilla. Los cubos de piedra tienen dos tamaños ligeramente diferentes: unos miden 34,9 cm de lado, y otros, 38,1 cm.
En 1975 Nauman presentó su primera obra de bloques de piedra, Consummate Mask of Rock . En los dos años siguientes realizó una decena de obras similares, en las que juega de diferentes maneras con la disposición geométrica de los bloques. Pese a realizarse más tarde, Black Stone Under Yellow Light se basa en un dibujo de 1977. El uso de la luz amarilla tampoco es nuevo en Nauman (Installation with Yellow Light, 1971).
La primera sensación que tenemos al entrar en la sala es de desconcierto. La ácida luz convierte el espacio en algo ominoso, que rememora las situaciones desagradables que, según Nauman, todos negamos. La ligera diferencia en las dimensiones de los cubos de mármol también crea una momentánea sensación de desorientación. ¿Es el suelo el que no está plano, o es que, bajo esta incómoda luz, los ojos nos engañan? Este juego con las percepciones del espectador se ve reforzado por la forma en que están dispuestos los bloques. Desde cualquier punto de la sala, cualquier intento de movimiento parece negado por la forma de equis de los bloques, que impiden al espectador tener un auténtico control sobre sus propias acciones: aunque podamos ver el conjunto del espacio, solo podemos caminar siguiendo las direcciones que nos han delimitado.
El resultado es una experiencia claramente incómoda. Ante la ruptura de nuestras expectativas y el enfrentamiento ante lo desagradable, se produce una intuitiva reacción de huida. De esta manera, Nauman pone a prueba nuestra capacidad para soportar situaciones hostiles para las que nuestra experiencia previa no nos ha preparado. A través de una sencilla y contundente alteración de la geometría y la iluminación, Nauman está materializando un espacio en el que se manifiesta la red de normas políticas y sociales que rigen nuestra vida.