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La nieve es negra
1987
Acrílico sobre tela
Medidas: 250 x 310 cm
Referencia: ACF0305
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Esta obra parece culminar, al menos en los aspectos más formales y estructurales, el ciclo de obras que introducen en la pintura de Gordillo los laberintos y las líneas sinuosas que se desenvuelven como formas gástricas o intestinales, adoptando títulos tan elocuentes como Situación meándrica –en sus tres versiones, I, II y III– o Vesícula, todos ellas de 1986. Sin embargo las estructuras de carácter meándrico empiezan a aparecer mucho antes, en obras donde se despliegan estructuras de células, como Sicubo (1983), y en algunos «duetos» de 1984, como Dos ángeles. De forma más específica, puede considerarse como antecedente más directo e inmediato de La nieve es negra la estructura de Transmigración (1986), en la que de manera equivalente se produce una ruptura de color, determinada por una frontera diagonal, entre un ámbito dominado por tonalidades grises y negras, que generan sombras y cierto volumen, y otro en el que aparecen rojos y verdes tiñendo las formas sinuosas. En La nieve es negra, sin embargo, esa estructura inicial de cambio de color se desarrolla, pero a la vez se expande y da lugar a una composición mucho más compleja, en la que se repite un segundo corte de color. En esos mecanismos de cambio de color y de «expansión» de la pintura, por yuxtaposición de uno o varios lienzos más, pueden rastrearse algunos aspectos del proceso creativo de Gordillo: las exigencias de espacio están marcadas por la lógica interna de la propia pintura a medida que ésta va desarrollándose, con independencia de todo proyecto previo, que habitualmente se desborda y sufre constantes cambios a lo largo del proceso. Para suplir estas exigencias de nuevo espacio, Gordillo añade a un núcleo formal básico, circunscrito a una superficie, nuevas unidades en las que la pintura continúa o prosigue completando y enriqueciendo el proyecto inicial. De algún modo esta forma de trabajar ha sido constante a lo largo de su trayectoria, pero cobra especial relieve a lo largo de los años ochenta, como por ejemplo con la extensa serie de los «duetos» (obras constituidas por dos lienzos complementarios, y a veces contrapuestos, de idénticas dimensiones), que constituyen un auténtico ejercicio estilístico, para consolidarse en los noventa como la dinámica esencial de un trabajo de proceso del que son ejemplos otras obras del artista presentes en esta misma colección, como Eclipse de ratón (1991) o Malestar óptico, malestar épico (1994). En las obras de carácter meándrico anteriores, Gordillo define un mapa de posibilidades, desplegando en la retícula un plano básico y estructural, como en un planteamiento de intenciones. Con La nieve es negra se introduce la superposición de diferentes «mapas»,y aparecen una noción de profundidad y, sobre todo, lo narrativo, que se acentúa con la presencia de una rata corriendo.

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