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Sin título (Rue Rimbaud)
1985
Óleo sobre tela con plancha de hierro
Medidas: 280 x 350 cm
Referencia: ACF0258
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Esta pintura pertenece también a la serie «Arthur Rimbaud au Harar» y se presentó por primera vez, junto a la anterior, en la sala de exposiciones de la Fundación ”la Caixa” de Madrid y en el CAPC, Musée d’art contemporain de Burdeos. Como el propio artista ha confesado, le interesa trabajar en series sobre un mismo tema y a partir de un único proyecto para poder formar con las pinturas «una especie de familia». En esta obra, al igual que en la anterior de la misma serie, Cucchi recrea un paisaje saturado de color para evocar una vez más el desierto por el que vagó durante años el poeta Arthur Rimbaud, así como el clima sofocante que tenía que soportar, sobre el cual siempre se quejaba en sus cartas: «Me he acostumbrado a vivir de cansancio; pero si me veo obligado a cansarme como hasta ahora y a alimentarme de sufrimientos tan vehementes como absurdos en estos climas terribles, me da miedo que no se me acorte la existencia» (Harar, 25 de mayo de 1881). En esta pintura la alusión a Rimbaud es mucho más explícita que en la anterior, pues Cucchi adhirió a la tela una reconstrucción del rótulo de la calle Arthur Rimbaud en Harar, que había permanecido en su lugar durante muchos años, pero que finalmente fue destruido como consecuencia del levantamiento militar que tuvo lugar en Etiopía en 1974. La lengua empleada en el rótulo es el arameo, idioma que despertó el interés de Cucchi tanto por sus evidentes vínculos con Rimbaud como, sobre todo, porque el artista lo consideraba una especie de signo cultural, al ser la lengua en la que hablaba Jesucristo. Al igual que en muchas otras pinturas de esta época, en esta obra Cucchi utiliza una imagen muy definida –en este caso el rótulo de la calle, en otros un personaje o un simple rostro– que planea sobre un paisaje que le permite recrearse en distintas soluciones pictóricas e incluso, en algunos casos, añadir también recursos escultóricos. Al mismo tiempo Cucchi introduce elementos alegóricos, explícitos o alusivos, para remitirnos –como en esta serie– a un viaje y a un territorio que se han ido construyendo a partir de las palabras del poeta. Como consecuencia de los propósitos defendidos por la transvanguardia italiana, en estos momentos la pintura reencuentra el placer en sí misma, se abre a sus propias pulsiones y permite, sin embargo, la aparición de una conciencia trágica y de ciertas dosis de ironía que resultan especialmente evidentes en las aportaciones de Cucchi.

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