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Rayzor
1982
Luz natural y flurescente
Medidas: Dimensiones variables
Referencia: ACF0080
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«No hay objetos en mi trabajo. Nunca los ha habido. No existe imagen en su interior. No tengo objetos, no tengo imágenes, no tengo punto de enfoque. Mi interés consiste en sondear el espacio». En el decurso de los años setenta, sobre la base de estas declaraciones, las obras de James Turrell desarrollaron una concepción cada vez más compleja y una construcción cada vez más precisa. En efecto, el interés del artista por ejercer un control preciso sobre la fuente lumínica de la que proceden sus obras se amplió progresivamente debido a su voluntad de control del espacio (interior o exterior) en el que dichas obras debían ser experimentadas. Resultado de su deseo de combinar en un mismo espacio la luz natural y la artificial, a partir de los años ochenta Turrell comenzó a crear obras con luz en las que, además de ofrecer a un número indeterminado de espectadores la posibilidad de experimentar con su percepción lumínica y espacial, reflexionaba sobre el poder ejercido por la luz en el modo en que los seres humanos se relacionan con la naturaleza. Como paradigma de esta línea de investigación, en 1982 Turrell realizó Rayzor, un espacio lumínico de dimensiones variables cuya visión hace que sea percibido como un espacio bidimensional; como si, en realidad, se tratase de alguna de las obras de Mark Rothko o de Barnet Newman. Constituida por una pantalla rectangular suspendida sobre el fondo de un espacio cerrado, con el cual se relaciona mediante la concordancia que mantienen sus medidas, Rayzor es una de las obras para interiores que James Turrell ha realizado centrándose en la arquitectura del espacio y en la posibilidad de manipularlo ópticamente a través de la luz que se expande en su interior. A pesar de que esta obra podría ser incluida en las series «Shallow-space-constructions» (1968), «Wedgeworks» (1969) o «Veils» (1974), dado que consiste en un espacio de dimensiones muy precisas creado con luz artificial y en función del efecto de reducción espacial que el artista investiga, se diferencia de las obras que componen estas series, sin embargo, por el tipo de luz que utiliza: la luz artificial (procedente de los fluorescentes que rodean el soporte de la pantalla) y la luz natural (procedente del exterior a través de la pared situada en la parte posterior de la pantalla, por lo cual esta pared tendrá que ser de cristal o, en todo caso, transparente). Ello la distingue de Reamar (obra creada por el artista en 1968, de similares características espaciales pero realizada con luz artificial), y la ubica en el conjunto de investigaciones que James Turrell ha llevado a cabo en torno a la relación existente entre el ser humano (la luz artificial) y la naturaleza (la luz natural), investigaciones que culminarán en el proyecto que el artista viene desarrollando desde 1972 en el Roden Crater (Arizona).

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