Volver
Imprimir ficha
Añadir a Mi Colección
Sin título
1994
Bicicleta y materiales diversos
Medidas: 145 x 115 x 340 cm
Referencia: ACF0030
En alguna ocasión, Slominski ha planteado la siguiente pregunta: «¿Por qué hacer algo de manera sencilla si podemos hacer lo mismo de forma complicada?» Esta cuestión explica el porqué de algunas de sus acciones, como la realizada en Münster, u otras como derribar un edificio entero para aproximar un piano a su banqueta, o transportar de una manera tan complicada como fuese posible una cucharilla llena de jarabe. Pero, en el fondo, lo que estas acciones y esta pregunta consiguen es llamar la atención sobre cada acto cotidiano y subrayar su complejidad. Tal es el universo en el que se sitúa la obra de este artista; en otras palabras, el objeto fundamental de su trabajo, como él mismo ha señalado, es la vida.
A principios de los años noventa Andreas Slominski fotografió una bicicleta cargada de bolsas de un indigente en las calles de una ciudad. Más tarde reprodujo con precisión dicha bicicleta -y todo su equipaje-, a la que siguieron diferentes versiones ampliadas: la de 1994 es la más grande. Esta bicicleta está cargada con decenas de bolsas de plástico de colores llenas de objetos de lo más diverso, bolsas que se arrastran por el suelo, e incluso una sombrilla. Evidentemente, la movilidad de la bicicleta estaría anulada -el sobrepeso que lleva, y que nos habla de la vida de su dueño, le impediría con toda seguridad avanzar-, pero en este caso, además, y para redoblar la ironía, no se trata de una bicicleta convencional, sino de una bicicleta estática.
En esta pieza la tensión entre artificialidad y naturaleza vuelve a estar presente, pero también ese funcionamiento complejo, reverso de la simplicidad, con el que Slominski ha desarrollado algunas de sus obras. Solo que en este caso el artista no ha necesitado desmontar una farola o inventarse ningún artilugio extraño para transportar una cucharilla; simplemente, ha reproducido (tal vez hasta el extremo) un objeto real, documentado, encontrado en la calle: una bicicleta que transporta pero no avanza, metamorfoseada en eso estrictamente, porque al fin y al cabo se ha convertido en una bicicleta estática. Sin olvidar que tal objeto pertenecía a un indigente, de tal forma que aquella tensión entre la vida y la fatalidad que Slominski mostraba en sus trampas ha bajado de intensidad metafórica para subrayar ahora, desde las salas de un museo, la fatalidad explícita de la vida en nuestras ciudades: el peso de una vida sin destino.
Este objeto real dentro de una sala de exposiciones es por definición un ready-made y, como tal, la bicicleta de Andreas Slominski reproduce la operación conceptual básica del ready-made: la descontextualización. El artista fija su mirada en un objeto, lo saca de la realidad y lo introduce en una cadena de producción de sentido. Pero los objetos seleccionados por la mirada de Slominski, al contrario de los de Marcel Duchamp, no son azarosos. Con la bicicleta de un indigente fotografiada y luego reproducida, el autor llama nuestra atención sobre un aspecto aparentemente banal pero que revela la especial complejidad de la realidad. ¿Acaso no es una de las funciones del arte hacer que nos fijemos en la realidad, señalar el mundo, agudizar nuestros sentidos y advertir de las contradicciones del material con el que está hecha la vida?