H(a)unting Images: Anatomía de un disparo
06/10/2017 - 07/01/2018
CAIXAFORUM BARCELONA
La invención anunciada por Marey en 1882 se situaba en el marco de las investigaciones cronofotográficas que tuvieron lugar a finales del siglo xix. Orientada a analizar las distintas fases del movimiento de los cuerpos, la cronofotografía amplió las posibilidades de representación de la realidad y extendió el ámbito de la visión más allá del alcance del ojo humano. El diseño del fusil fotográfico permitió a Marey recuperar para su cámara la adaptabilidad del rifle a la mano del hombre y afinar así la sincronía entre la observación y el disparo. A pesar de que este fisiólogo francés eludía sus posibles connotaciones mortíferas, el nuevo dispositivo evidenciaba las potencialidades depredadoras del disparo fotográfico.
A lo largo del desarrollo del medio fotográfico, la relación entre la cámara y el arma se ha expandido más allá del paralelismo tecnológico, y ha convertido el poder oscuro de la mirada destructora de la fotografía en un topos recurrente en el arte hasta nuestros días. En el ámbito de la práctica fotográfica, será la figura de Henri Cartier-Bresson quien elevará a verdadero dogma el vínculo entre imagen, instante y captura.
La correlación entre el acto de fotografiar y el de cazar ha alimentado distintos análisis críticos, que han evidenciado cómo la fotografía, de la producción al consumo, implica siempre cierto grado de violencia, capaz de transformar cada encuentro entre cámara, fotógrafo y fotografiado en un acto de dominación. En los conflictos contemporáneos, el uso de imágenes producidas a través de las mismas armas convierte la captación y difusión de imágenes en una pieza clave del arsenal bélico, actualizando la vigencia del paralelismo entre los dos dispositivos.
Las obras que articulan el recorrido de la exposición analizan los tres momentos fundacionales de la caza —el dispositivo, la captura y la huella— y nos permiten expandir la problemática abierta por Marey al tiempo que comparten el creciente interés del arte contemporáneo hacia nuevas formas de abordar y representar el conflicto. ¿Cómo han evolucionado las relaciones entre los sistemas de captura de imagen y los dispositivos bélicos? ¿Es posible emplazar la imagen a un análisis crítico de la violencia que supere la literalidad del registro y la evidencia? ¿Qué alternativas a la esfera mediática pueden plantear las prácticas artísticas contemporáneas en la representación del conflicto? Desplegar estas y otras preguntas en torno a las implicaciones discursivas del disparo es el punto de partida de una exposición que busca emplazar al espectador a tomar partido en el ejercicio de la mirada como estrategia predatoria.