Volver
Sueños de otros
1997 -
Construcción en madera, muebles, reproducciones fotográficas, videoproyector, monitor y 2 vídeos transferidos a DVD (Color, sonido)
Medidas: 2' 44" 4' 06" 250 x 484 x 180 cm
Referencia: ACF0725
Imprimir ficha Imprimir ficha Añadir a Mi Colección Añadir a Mi Colección
Las obras más recientes de Badiola reinciden en dos aspectos destacados: su conciencia social y política, en correspondencia con un compromiso ético sostenido desde sus primeras comparecencias públicas, y su genio afligido y desencantado. Sus títulos imprimen, además, una obscura poética que trasciende sus sentidos; así, La guerra ha terminado, Vida cotidiana (con dos personajes pretendiendo ser humanos), El juego del otro, Ciudad de nadie, El amor es más frío que la muerte (el mismo título que la primera película de R. W. Fassbinder), Será mejor que cambies (para mejor) o Recuerda: la gente podría decir si estás sonriendo al otro lado de la línea . El internacionalismo de Badiola no le ha hecho olvidar, sin embargo, una de sus preocupaciones recurrentes: la historia reciente y la circunstancia del País Vasco. En sus obras de principios de la década, cuando a la madera se sumaron las primeras imágenes extraídas de medios de comunicación o de la memoria personal, Badiola construyó un país imaginario llamado «Bañilandia», en el que resumía la suma de afectos sentimentales y de crítica social que percibía su mirada. A propósito de Sueños de otros, él mismo escribe: «Es una instalación comenzada en San Sebastián. El vídeo fue grabado durante la realización de un curso en Arteleku con la colaboración de algunos de los participantes en el mismo. En Nueva York se decidieron los aspectos formales y espaciales, tomando como referencia una zona concreta de mi casa en esa ciudad, para posteriormente ser materializada en Bilbao. Ideas relativas a la paranoia, a la masculinidad, a la violencia y sus rituales se tomaron como punto de partida para la pieza». Por más que la multiplicidad de signos que componen esta obra -desde la pelea de los ciclistas al borde de la carretera hasta la lectura de un libro titulado La estructura del arte, pasando por el texto recitado que habla de amor y desamor- establezca contacto con una realidad común, o haga referencia al pensamiento estético, su concatenación y el juego formal que establece su presencia la desplazan con radical iconoclasia hacia la situación actual del País Vasco, y hacia el efecto de esa realidad sobre el escultor cuando se reinstaló en Bilbao. «Una ciudad poco moderna en el corazón -escribe-, forzada a ser la más posmoderna, y todo ello haciéndose posible por el juego de los signos, de los gestos, en donde parecer (vender una imagen) es no sólo más importante que ser, sino la única manera de serlo. En semejante entorno no hay que lamentar una escasez de imágenes o de signos, es precisamente la avalancha de los mismos con lo que hay que tratar».

Obras que te pueden interesar