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Soy corona en la frente de mi puerta: envidia al Occidente en mí el Oriente (Serie La Alhambra)
1984
Acrílico sobre tela
Medidas: 220 x 186 cm
Referencia: ACF0321
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Las preocupaciones espaciales de Soledad Sevilla adquieren a lo largo de la serie «La Alhambra» un carácter propiamente perceptivo, mediante la constante construcción de una evocación poética desde el rigor geométrico. La gestación de esta serie sigue un largo y lento proceso en el que coinciden diversas y afortunadas circunstancias. Por un lado, la investigación analítica llevada a cabo en la serie «Las Meninas» define las posibilidades plásticas de un análisis representativo del espacio; por otro, resultan decisivas las sugerencias de las lecciones de Oleg Grabar, a las que Soledad Sevilla asiste en la Universidad de Harvard durante su estancia en Boston; y, por último, la oportunidad de residir durante unos meses en el carmen de la Fundación Rodríguez–Acosta, carmen que aparece en la silueta granadina como una prolongación modernista de La Alhambra. La serie se divide en tres secciones o tiempos, cada uno de los cuales remite a espacios del palacio nazarí, más bien a modo de una modulación de movimientos musicales, y no tanto como documentación analítica y espacial: el Cuarto Dorado, que resume en la figura de las puertas lo misterioso, lo oculto y los tránsitos; el Patio de los Arrayanes, que es el lugar de los reflejos y la ilusión; y el Patio de los Leones, espacio de las luces y las sombras. A lo largo de la serie se establecen líneas de convergencia, quiebras, variaciones y repeticiones, como sucedería en una composición musical o en un poema. De ahí su unidad última, y la consistencia de cada uno de sus fragmentos. Los títulos de cada obra adoptan un tono poético de evocación, pero que a la vez recuerda los versos grabados en el estuco como friso ornamental del palacio. Soy corona en la frente de mi puerta: envidia al Occidente, en mí el Oriente pertenece al «tiempo» del Cuarto Dorado, cuya función de entrada monumental al palacio se une a su función como introito a la serie pictórica de Soledad Sevilla. El título de la obra es una reinterpretación del poema situado sobre el verso del Trono del Corán que domina la doble puerta de acceso al interior y al exterior del palacio: «Puerta donde los caminos se bifurcan y a través de ella el Este envidia al Oeste». El Cuarto Dorado es uno de los espacios más enigmáticos y sorprendentes de la Alhambra, pues una de las puertas conduce a través de un pasadizo al Patio de los Arrayanes, mientras que la otra devuelve a los patios exteriores. La puerta como espacio de ocultación, pero a la vez de anticipación de lo que hay detrás, es lo que esta obra parece sugerir: la reverberación, inaccesible aún, de los reflejos y destellos del estanque del Patio de los Arrayanes. Esa transmutación de contrarios en complementarios muestra la estrecha relación que mantiene esta obra con la instalación Fons et Origo.

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