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Bodegón del crimen
1984
Acrílico sobre tela
Medidas: 180,5 x 165,5 cm
Referencia: ACF0242
Dos declaraciones realizadas por la autora el mismo año en que pintó Bodegón del crimen facilitan, a la vez, la ubicación cronológica de esta obra –muy, muy «de los ochenta»– y también la posición que ella misma adoptaba por entonces.
La primera, en marzo de 1984, es su definición de la pintura como un campo de minas, una imagen que acabó convirtiéndose incluso en un cierto manifiesto personal al que no son ajenas sus provocadoras contribuciones cívicas y políticas. La segunda, publicada en una entrevista de diciembre de ese mismo año, reza como sigue: «Los dibujos animados me producen una gran fascinación, me dan mucho que pensar sobre la vida moderna. Mucho más que un cuadro de pintura seria actual».
En este cuadro, fechado en los momentos de mayor proyección personal entre los artistas emergentes de la década –en el momento de su exposición en la desaparecida galería Manolo Montenegro y de su participación en el V Salón de los 16–, resultan inmediatamente apreciables los rasgos generales del trabajo de Patricia Gadea. Entre esas líneas, que no han variado sustancialmente en el transcurso de la década siguiente, destaca el empleo sistemático de la técnica del collage, mediante el cual la autora reúne y conecta entre sí imágenes tomadas de medios diversos o creadas por ella misma.
Ciertos flujos más o menos ambiguos entre sus figuras, y una estructura que no rehúye los aspectos narrativos, proporcionan una historia al cuadro. Historia, que no literatura; esta última suele agazaparse, sin romper lo específico de lo pintado, en sus títulos.
Francisco Calvo Serraller describió el carácter de esta artista, en aquella época, en los términos que siguen: «Cosmopolitismo beligerante, versatilidad y rapidez vertiginosas, sentido del humor, desprecio consciente por la belleza de factura, permeabilidad icónica máxima e indiscriminada y libre curso a la capacidad delirante».