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Los continentes sumergidos
1991
Sobres con ventana, fotografia, tinta roja, cristal y madera
Medidas: 126 x 392 cm
Referencia: ACF0184
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Dentro de la breve trayectoria artística de Juan Francisco Isidro, truncada por su prematura y accidental muerte en 1993, Los continentes sumergidos aparecen como una de las piezas más contundentes y definitivas. En esta pieza se resumen con mayor rotundidad la actitud plástica y las inquietudes del trabajo realizado hasta ese momento, y también el talante y la energía de las obras que hubieran debido venir más adelante. Se trata asimismo de una obra muy ambiciosa en sus planteamientos, pero que consigue resultados muy definidos. Utilizando una extrema precariedad de medios y materiales, Isidro consigue plantear un trabajo riguroso sobre la fragilidad y el proceso, en el que se abordan cuestiones como la inmaterialidad de la pintura, sus estatutos y sus posibilidades mentales, o la versatilidad de las imágenes. La obra se realizó empleando sobres de tipo comercial con ventana transparente, en los que se introdujo la fotografía de un mismo objeto, documentado desde diversas posiciones y ángulos, en forma de secuencias fragmentadas y sin continuidad lineal, que lo hacían visible a través de esa « ventana» cuya función es mostrar la dirección postal del destinatario. Sobre la superficie de los sobres, dos líneas sinuosas se entrecruzan y atraviesan un campo «pictórico» y mental, de aparición y ocultación de las imágenes fotográficas, que funciona como destellos. Los inicios de Juan Francisco Isidro están marcados por una pintura alusiva y de tono simbólico, en la que emplea tensiones de significación y representación -por ejemplo en Cacahuete (serie «Islas y lagos»), de 1987- que van a derivar hacia una pintura que permita un deslizamiento en dirección a posiciones en primer lugar conceptuales, y posteriormente objetuales, como en Diagonal verdadera (1988) o en Castillo (1992). El uso de la fotografía y de sus diversas posibilidades de manipulación y objetualización (Aroma, 1991), así como la utilización de materiales provenientes de la realidad cotidiana, insertados en contextos de juegos y transposiciones conceptuales, permiten adivinar un desarrollo muy intenso y renovador, con un discurso plástico extraordinariamente vital e inquieto.

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