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45 Gold-Fish
1992
Bloques de hormigón, escayola y fragmentos de alfombra
Medidas: 35 x 190 x 190 cm
Referencia: ACF0062
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Jordi Colomer se preocupa por el diálogo que establece la obra con el espacio expositivo. El entorno arquitectónico, que imagina como si se tratase del interior de una casa, adquiere importancia. «No me interesa tanto el valor de las piezas, sino las relaciones que se establecen entre ellas y la disposición escenográfica». Con una clara referencia a la obra de Carl Andre, 45 Gold-Fish (1992) nace de la idea de construir una alfombra que no pueda pisarse, sino únicamente contemplarse, pensarse o rodearse. En esta obra, de marcado carácter constructivo, unos trozos de alfombra, elementos insignificantes y frágiles, ocupan las separaciones que se abren en bloques moduladores de yeso y hormigón. Estos fragmentos, distribuidos metódicamente, dinamitan la estructura del mosaico. No hay nada que se convierta en centro de atención. En esta fragmentación hermética todo se vuelve forma compacta y cerrada en sí misma. «Me interesa la caja rectangular como paradigma de la modernidad de este siglo. El ángulo recto es la base de la cultura occidental, el más alejado de la naturaleza, que acaba conformando un paisaje artificial». En 45 Gold-Fish, la multiplicidad de módulos constructivos, provocada por la repetición, genera entre estos prototipos ideales un inquietante resultado plástico de gran tensión y dinamismo. Para Colomer, «si el arte tiene algún valor es porque se trata de uno de los pocos reductos que quedan en los cuales las cosas no se explican de una manera literal o evidente».

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