Rineke Dijkstra
Holanda, 1959
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Formada en la Gerrit Rietveld Academie de Ámsterdam entre 1981 y 1986, muy pronto empieza a trabajar como retratista clásica, hasta que, en los primeros años de los noventa, inicia su trabajo como artista, y aunque continúa con los retratos les otorga ya su estilo personal. Con su primera serie, «Beaches» (1992-1996), en la que retrata a jóvenes adolescentes en la playa, desde Ucrania hasta Estados Unidos, siempre en solitario de espaldas al mar, consigue el reconocimiento internacional y también consigue implantar una forma diferente de enfrentarse al retrato juvenil. Sus modelos siempre aparecen posando y mirando directamente a la cámara, pero siempre nos enfrentan con esa mirada entre frágil y retadora de la adolescencia frente a los observadores; estos sujetos aparecen conscientes de sí mismos, atrapados en un momento de cambio personal. Los modelos de Dijkstra son jóvenes de todo el mundo y de todas las condiciones sociales, no solamente esos adolescentes dorados y hermosos que abundan en la historia de la fotografía. El retrato de Julie, February 29, 1994, en el que aparece una joven madre soltera retratada con su hijo recién nacido frente a los muros del hospital, marca toda una tipología de personajes que tiene mucho que ver con esa fragilidad que el tiempo imprime a una juventud ajena a su supuesto papel de consumidores sociales. Pero también se ocupa de la juventud que va a los clubes nocturnos en su primer vídeo, que sigue la tónica estilística de sus fotografías (Buzz Club, Liverpool, England, March 1, 1997). Desde toreros hasta soldados de diferentes ejércitos, especialmente de Israel, han sido tema de sus retratos, tanto individualmente como en grupos. La importancia del retrato tanto en la historia del arte como en la fotografía es algo que está presente en todo el trabajo de Dijkstra, aunque se sitúa muy lejos de nombres como August Sander o de una tipología clásica. En este sentido tiene influencias más claras de nombres de la historia de la pintura que de la propia fotografía; hay una huella más profunda en sus imágenes de la tradición humanista holandesa que de las escuelas fotográficas contemporáneas. La gran diferencia de la obra de Dijkstra con el resto de los retratistas se centra en la composición de las poses de los modelos, la frontalidad absoluta de sus tomas y, por supuesto, en haberse convertido en una especie de estudiosa de un sector social que oscila entre los doce y los dieciocho años. En estos retratos, de alguna manera el modelo se presenta como él o ella quiere ser visto, algo que solo se produce en la pintura y no en la fotografía. Por otra parte, la frescura de los modelos con esa especie de aislamiento característico de la adolescencia define un trabajo que se basa en la mirada y los sentimientos, en la que el tiempo y, muy especialmente el paso del tiempo, es algo esencial. La obra Vondelpark, Amsterdam, May 12, 2006 pertenece a una serie de retratos en los que fotografía a jóvenes y adolescentes en diferentes parques, a veces con los uniformes del colegio y después de salir de clase. Como todos sus trabajos, el gran formato es esencial. Aislado, ese adolescente muestra todas las huellas que la transformación física imprime en el desarrollo de un cuerpo. El modelo mira directamente a la cámara, mostrando, dándonos pistas sobre su identidad individual, pero sobre todo hablándonos de un retrato generacional que traspasa las fronteras políticas y geográficas del mundo de los adultos.
Rosa Olivares