Adrian Paci
Albania, 1969
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Adrian Paci, siguiendo la profesión de su padre, comenzó a estudiar pintura en la Akademia e Arteve (actualmente Universidad de las Artes) de Tirana, la capital de Albania, dos años después de la muerte del dictador neoestalinista Enver Hoxha. A comienzos de los años noventa fue derrocado su sucesor, Ramiz Alia, y con él también cayó la uniformidad del realismo socialista frente a las primeras exposiciones de arte abstracto en el país. Fue entonces cuando Adrian Paci se convirtió en profesor de la Universidad de Shkodra, su ciudad de nacimiento, de tradición católica, y empezó a producir una pintura de carácter abstracto y metafísico. En 1997, a partir de las revueltas que provocaron la guerra civil en Albania, se refugió en Milán con su familia. Entonces empezó su producción de madurez: ante la dificultad de la pintura para contar cierto tipo de historias, comenzó a dedicarse al vídeo y al cine de exposición.
Sus trabajos enraízan en la condición del exilio, en asuntos sociales que llevan la autobiografía al terreno colectivo, universal. Lo privado se extrapola en sus trabajos, con un lenguaje preciso de gran austeridad formal, en ficciones que descubren lo real con más crudeza que el estilo documental, a través de metáforas existenciales que vehiculan el trauma en su narración. Para sus obras fílmicas trabaja con actores no profesionales que ponen en escena representaciones sociales como rituales simbólicos que demuestran el absurdo de la vida cotidiana. En el 2007 realizó Centro di Permanenza Temporanea, que toma su título de los campos de detención de inmigrantes ilegales en Italia. Filmado en California, una serie de trabajadores de origen hispano suben por la escalerilla de un avión para descubrir, con una calculada combinación de planos, que no existe avión, sino que esperan en la escalerilla, ocupándola, para viajar a ninguna parte: una pregnante representación del exilio en tiempo presente y de la sofisticación irrefrenable de las fronteras del sur. Si sus proyectos fílmicos están dotados de una cierta condición pictórica, sus pinturas, gouaches, parten de material cinematográfico, como en sus disecciones de películas de Passolini, de informaciones televisadas o iconografías de álbumes de familia.
Del éxito de sus propuestas dan muestra sus exposiciones individuales en el Jeu de Paume (2013) o el Centre Pompidou (2010), en París, el Pabellón Albano en la Bienal de Venecia (1999) o citas colectivas como la Bienal de Sevilla (2004) o la Bienal de Busan en Corea (2006).
Manuel Segade