Marlene Dumas
Sudáfrica, 1953
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Nacida en Ciudad del Cabo en 1953, en el seno de una familia propietaria de viñedos, estudió Artes Visuales y, tras ganar una beca, se instaló en Ámsterdam en 1976, ciudad en la que reside desde entonces, por lo que suele ser considerada una artista holandesa. Su lengua materna fue el afrikáans, y el hecho de pertenecer a la minoría blanca de Sudáfrica en la etapa del apartheid la llevó a adoptar una crítica radical frente al racismo que ha trasladado a su trabajo artístico. La pintura y el dibujo son los medios de los que se sirve para dar protagonismo a la figura humana. Utilizando la fotografía como referente, ya sea a través de instantáneas tomadas por ella misma o gracias a imágenes publicadas en periódicos y revistas, ha creado un universo de cuerpos y rostros que plasma con un lenguaje de trazo potente y gesto cargado de expresión. Mientras en algunas de sus series la aproximación a la figura humana adopta cierta distancia o neutralidad (como, por ejemplo, en las series de «retratos»), en otras reproduce escenas con una formulación narrativa extraordinariamente densa. Cuerpos y rostros aparecen esquematizados, sin excesivos detalles en su realización, aunque siempre con una presencia poderosa. A lo largo de casi cuatro décadas de producción, Marlene Dumas ha mostrado cómo la pintura sigue siendo un medio útil para representar el mundo, reflexionar sobre el papel del arte y plantear cuestiones de profundo calado social. Sin embargo, el territorio de la intimidad aparece como una constante en su obra, que adopta una perspectiva donde se entrecruza lo individual, lo que afecta a cada ser humano, y lo colectivo. La artista explora sentimientos y contradicciones de orden psicológico, bucea en la experiencia vital de la maternidad, de la sexualidad, de la vejez o la muerte, de la infancia, en suma, en las satisfacciones, los miedos y las dificultades de la existencia. Al mismo tiempo aborda la injusticia, la esclavitud sexual, los abusos infantiles y las convenciones sociales, o indaga en las formas en que a lo largo de los siglos se ha representado «la feminidad» y «lo femenino» desde la mirada masculina. Consigue trasladar al lienzo y al papel vivencias gozosas o traumáticas a través de un lenguaje que no resulta cómodo, obligando al espectador a involucrarse en sus inquietantes y, a veces, oscuras narraciones. Marlene Dumas ocupa un lugar relevante en la escena internacional del arte. Ha participado en la Documenta 7 y la Documenta 9, en la Bienal de São Paulo (1985) y representó a los Países Bajos en la Bienal de Venecia, en 1995. Su trabajo ha sido objeto de importantes exposiciones, como las celebradas en el Institute of Contemporary Art de Boston, el Museum of Contemporary Art de Los Ángeles, el New Museum of Contemporary Art de Nueva York, el Museum of Contemporary Art de Tokio, el Musée National d’Art Moderne, Centre Pompidou de París, la Fondazione Bevilaqua La Masa de Venecia o el Art Institute de Chicago. Su obra figura en las colecciones de la Tate Modern de Londres, del MoMA de Nueva York, del Stedelijk Museum de Ámsterdam y del Museum für Moderne Kunst de Frankfurt, entre otras. Cabe destacar que es la artista femenina que ha alcanzado las cotizaciones más elevadas en el mercado del arte durante los últimos años.
Alicia Murría