Cornelia Parker
Reino Unido, 1956
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La obra de la artista británica Cornelia Parker (Cheshire, Reino Unido, 1956) se desarrolla en escultura, instalación, fotografía y ocasionalmente también en vídeo. Cursó estudios de arte en el Wolverhampton Polytechnic (1975-1978) y posteriormente en la Universidad de Reading (1980-1982). A pesar de que su formación fue en pintura, Parker decidió, al iniciar su carrera, que prefería hacer objetos a representarlos.
En el origen de sus trabajos tenemos siempre objetos mundanos que son sometidos al aislamiento o a un profundo proceso de transformación. Parker aplasta, quema o incluso hace explotar los objetos que utiliza en el desarrollo de sus piezas. En una de sus primeras instalaciones, Cold Dark Matter: An Exploded View (1991), pidió al ejército británico que hiciera explotar una pequeña cabaña de jardín para luego recoger sus fragmentos y construir una frágil estructura, suspendida del techo e iluminada tan solo por una bombilla desde su interior.
Los instrumentos de una brass band, banda conformada únicamente por instrumentos de viento, son los objetos escogidos para convertirse en Perpetual Canon (2004). En este caso, las trompetas, las tubas o las flautas han sido aplastadas y quedan suspendidas del techo formando un círculo. Se ha extraído totalmente el aire de su interior y pierden su función.
A pesar de que la escultura, históricamente, se ha basado en conceptos de estabilidad y solidez, en su relación con el suelo, desde la arte povera y la desmaterialización del objeto en los años sesenta, la escultura se aleja de estas premisas. Las instalaciones y esculturas de Parker desafían constantemente la gravedad, levitan en el espacio, y la idea de suspensión se instala de forma literal o metafórica en un intento de plasmar la vulnerabilidad y la fragilidad de todo lo que nos rodea.
Parker no solo trabaja transformando los objetos que incorpora a sus obras, sino también con los significados que transmiten los objetos. Los materiales seleccionados, a veces están cargados con cierta aura histórica o literaria –el cojín del diván de Sigmund Freud, la pizarra de Albert Einstein o la guillotina con la que María Antonieta fue ejecutada– y al mostrarlos de forma aislada cuestiona el proceso por el que estos objetos han adquirido su notoriedad en nuestra cultura. El trabajo de esta artista británica explora las actitudes culturales para con el arte, los museos, el coleccionismo y la ciencia.
Neus Miró