Guillermo G. Lledó
España, 1946
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Guillermo Lledó realizó estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando. Su primera exposición tuvo lugar en la galería Cultart de Madrid en 1970. Hasta el año 1976 se dedicó casi exclusivamente a la pintura hiperrealista urbana, una temática que en cierto sentido no ha abandonado, aunque sí haya transformado tanto la disciplina de su trabajo como sus focos de interés. Tanto en sus obras pintadas como en sus esculturas aparecen con frecuencia puertas, tapaderas de alcantarillado, bocas de riego, mallas, etc., pues una de las principales características de su ideario estético es, precisamente, la indistinción entre ambas prácticas.
Desde finales de los años setenta, Lledó se inclina por un tipo de minimalismo que no olvida las enseñanzas del constructivismo, al que aporta su sensibilidad para los materiales y su capacidad de contención y austeridad. De este artista se ha dicho, con acierto, que hace del material concepto de la obra.
Así, se sirve de la madera pintada al óleo para la configuración de una peculiar escultura en Madera pintada 1 (1981) y de la madera apenas tratada, pero sí dispuesta según cortes regulares, en Madera 4 (1982). Además, en una obra más tardía, representante de un nuevo modo de hacer, Tragaluz (1988), combina metal y cristal en una producción que recuerda los métodos industriales.
Lledó fue director de la Sección Departamental de Didáctica de la Expresión Plástica y director del Título de Experto en Educación Artística, de la Universidad Complutense de Madrid, los cursos 2000-2001, 2001-2002 y 2002-2003.
En el 2004 dedicó su tesis doctoral al tema En los límites de la representación, que resume como sigue: «En esta tesis se estudia y define un componente estético-expresivo que aparece en una determinada producción artística contemporánea realizada con métodos constructivos y formas depuradas, que poseen un tipo de significación fronteriza situable entre la presencia y la representación, conceptos antitéticos que conviven dinámicamente en este tipo de obras determinando un modo peculiar de funcionamiento que incide decisivamente en el sentido que configuran y el valor que adquieren. En ella se establece el discurso artístico general que hace posible la aparición de esta producción y se analiza y determina el conjunto de poéticas que inciden en su constitución. Finalmente se estudia la producción resultante y se define el componente estético y expresivo que sustenta sus modos de acción.»
Premiado en la Bienal de Alejandría de 1978 con el Primer Premio de Pintura, desde 1971 ha expuesto, con fidelidad compartida, en la misma galería madrileña, Egam.
Manuel Navarro