Astrid Klein
Alemania, 1951
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La artista alemana Astrid Klein (Colonia, 1951) ha desarrollado a lo largo de cuatro décadas un trabajo que abarca pintura, escultura, instalaciones, fotografía y collage. El texto pasó a ocupar un espacio preeminente muy temprano en su producción; al principio sus propias reflexiones sobre literatura, estética, filosofía o ciencia se incorporaban a los cuadros y, más adelante, empezó a seleccionar fragmentos de diferente procedencia.
En los años ochenta aborda cómo el cine y las fotonovelas de las décadas de los sesenta y setenta habían representado a las mujeres y centra su análisis en los conceptos de voyeurismo y fetichismo; en sus collages mezcla textos e imágenes –extraídas de revistas y diarios– que no comparten el mismo nivel semántico con el objetivo de crear fricciones y grietas a través de las cuales se revelan nuevos significados.
Tanto en sus series de pinturas blancas y pinturas negras como en las grandes composiciones fotográficas –en las que descompone las imágenes a través de procesos químicos que las fragmentan y distorsionan– convierte las superficies en algo difícilmente legible o descifrable, como sucede en la obra Sin título (1987). Klein cuestiona, a través de estos recursos, la imposición de los significados unívocos y coloca en primer plano la dificultad de la interpretación.
Desde comienzos de los años noventa la artista utiliza en sus esculturas e instalaciones tubos de neón y espejos, estos últimos a menudo con rastros de impactos, quebrada su superficie, con lo cual devuelven una imagen fragmentaria, deformada y múltiple del espectador que simboliza la imposibilidad de trazar una identidad fija y abarcable del sujeto y, a la vez, habla de los límites de la visibilidad. En cuanto a los neones, aparecen impresos con frases que se desvanecen en su repetición, aludiendo a la pérdida de la memoria (sea personal o histórica) y a la fragilidad de los recuerdos. Para ella no solo es importante el sentido de las palabras, sino que también su intensidad, tamaño, tipología o acentuación son relevantes, pues constituyen un reflejo de los procesos de elaboración del pensamiento y la percepción, de lo que optamos por suprimir o rubricar de nuestras pasadas experiencias, en definitiva, de los constantes entrecruzamiento de lo consciente y lo inconsciente. Klein efectúa en sus fotografías, collages e instalaciones un ejercicio de deconstrucción y renovación de las relaciones entre texto e imagen.
La obra de Astrid Klein ha sido objeto de importantes exposiciones, entre otras, en el Walker Art Center de Minneapolis, en el Hamburger Bahnhof - Museum für Gewert de Berlín, en el Institute of Contemporary Arts de Londres y en el Museum Ludwig de Colonia. Ha participado en la Documenta 8 y en la edición 42 de la Bienal de Venecia.
Alicia Murría