Doug Aitken
USA, 1968
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En el decurso de su carrera Doug Aitken (Redondo Beach, California, 1968) ha fluctuado entre distintos medios. Sus primeros trabajos, no obstante, tras graduarse en el Art Center College of Design de Pasadena, incorporaban ya escultura e instalación. Sus inicios con la cámara fueron obras monocanal en las que exploraba aspectos formales, que han resultado centrales en su producción, tales como los diferentes puntos de vista, la edición del filme y las cualidades específicas de los lugares.
Durante los años noventa Aitken seguiría explorando estas cuestiones, aunque incorporando la fotografía y creando instalaciones que dan pie a nuevas relaciones entre la imagen, el espectador y el espacio donde están ubicadas. Los vídeos de este artista estadounidense muestran paisajes remotos que configuran lo que él mismo ha denominado «topografía de la mente», una especie de espacio psicogeográfico que ofrece nuevas posibilidades narrativas más allá de las cuestiones factuales de las localizaciones. Aitken rehuye las narraciones lineales y convencionales, y sus vídeos, a través del proceso de edición, se convierten en ejercicios de expansión y contracción del tiempo, con lo cual se altera la percepción del tiempo lineal a la que normalmente está acostumbrado el espectador.
La figura humana es omnipresente en la obra de Aitken; sus vídeos están poblados de personajes que transitan entre espacios y paisajes de forma aislada. Las estructuras que empieza a construir a partir de finales de los años noventa para proyectar y acoger sus vídeos contribuyen, por un lado, a entretejer las imágenes sin seguir patrones narrativos lineales y, por otro, a situar al espectador en un espacio en el que debe negociar constantemente su relación con las imágenes que se proyectan. Interiors (2002) es una pieza clave en el desarrollo de estas estructuras. Compuesta por tres pantallas de proyección y ocho translúcidas, esta videoinstalación se dispone en el espacio en forma de cruz griega, en cuyo interior se sitúa un banco circular. La cualidad translúcida de las pantallas permite que el espectador se mueva y esté presente simultáneamente en el interior y el exterior de la estructura.
Interiors se construye a partir de las similitudes entre cuatro zonas urbanas (distantes). Aitken utiliza paisajes nocturnos, semáforos y escenarios arquitectónicos para crear una megalópolis. Cada una de las tres pantallas de proyección muestra fragmentos pertenecientes a cuatro narraciones, con sus respectivos personajes, que se recombinan constantemente sin patrones identificables ni repeticiones argumentales.
La obra de Aitken gira en torno a la definición de un lugar intermedio entre la pasividad y la rapidez, entre la inmovilidad de los individuos y la aceleración de los sistemas de comunicación que los rodean.
Neus Miró