Robert Gober
USA, 1954
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Robert Gober ha hecho siempre referencia a la huella que en él dejó su ya lejana infancia. Vivió en un ambiente católico y fue monaguillo durante un tiempo. Pasó por un período de formación en la Tyler School of Art de Roma y en el MiddleburyCollege de Vermont.
El año 1984 es clave en su trayectoria, pues Gober concibe entonces una serie de diapositivas, a modo de palimpsesto, de las que emergen algunas de las imágenes fundamentales posteriores (desagüe, árbol, orificio...). Se trata de las denominadas Slides of a ChangingPainting que expuso en la Paula Cooper Gallery de Nueva York. Asimismo, en algunas de sus esculturas reflexiona sobre los espacios de higiene y limpieza (pilas, urinarios...), creando estructuras imposibles, desprovistas de utilidad como es el caso de (Sin título, 1985), compuesta de dos piezas situadas a distinta altura que pueden remitir a dos fregaderos que, sin embargo, carecen de grifería y aparecen visualmente desubicados.
El sida marcó la producción artística de Gober (él mismo participó en acciones activistas) de finales de los años ochenta y principios de la década siguiente, y puede decirse sin ambages que la representación del cuerpo herido, mutilado, y del sujeto desarticulado, que en la obra de Gober alcanzan cotas difíciles de superar, debe mucho a una reflexión profunda sobre esa pandemia y la marginación social que ha generado. La hermosa y lancinante exposición de 1992-1993 en el Dia Center fortheArts neoyorquino ofrece una palpable e intensa prueba de ello. Desde entonces ha seguido explorando cuestiones relativas al peso insano de la religión y de la violencia en la sociedad norteamericana.
Juan Vicente Aliaga