Lili Dujourie
Bélgica, 1941
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Lili Dujourie se inició como artista a principios de los años setenta, un momento en el que el minimalismo era la corriente predominante en Estados Unidos y Europa. Sus primeras obras, si bien subscribían los presupuestos estéticos del minimalismo, iban más allá de la mera reflexión plástica que guiaba ese movimiento. A esta época pertenece Amerikaans Imperialisme (1972), pieza con la que denunciaba los códigos artísticos predominantes en la época, los cuales, desprovistos de toda implicación social, impedían criticar la abusiva política de Occidente hacia el Tercer Mundo. Su obra, fundamentalmente vídeos y esculturas, evolucionaría a través de varias etapas equilibrando siempre la memoria –elementos que Dujourie toma de otros artistas, sobre todo barrocos– y su propio acervo personal. En los años ochenta, Dujourie ganó renombre internacional debido a sus obras en terciopelo, en referencia a las tonalidades de la pintura flamenca del siglo xvii, y a su utilización de otros materiales sugerentes como espejos, mármol o madera. En gran parte de estas obras, cuyos títulos juegan un papel fundamental para su interpretación, está presente el debate sobre la idea de belleza. En los años noventa, la artista belga volvió a la contundencia comunicativa que le proporcionaba el menor espectro cromático de sus esculturas en metal, por lo general naturalezas muertas que juegan con metáforas ambiguas. Vive en Lovendegem, Bélgica.
Ferran Barenblit