Alfonso Albacete
España, 1950
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Alfonso Albacete nació en Andalucía y se formó en Murcia, en el taller de Juan Bonafé, un dato que a menudo ha confundido a los críticos interesados en el academicismo moderno. Alcanzó notoriedad en la escena española a finales de la década de los setenta con la que era su tercera exposición en la madrileña galería Egam, «En el estudio». En ella abordaba, desde una posición única en la pintura, la conjunción de figuración y abstracción en un solo motivo que, a su vez, absorbía los tres géneros fundamentales de la pintura: la figura, el paisaje y la naturaleza muerta. Desde aquella revelación hasta la fecha han transcurrido casi treinta y cinco años, en los que, progresivamente y sin pausa, Albacete ha desarrollado y profundizado en aquella experiencia, a la vez que, en un diálogo ininterrumpido con el proceso generador y constructivo del cuadro, no ha dejado de inventar modos distintos de experimentar el hecho concreto de pintar y su voluntad de propiciar ideas. Es, por otra parte, un artista absolutamente consciente de la historia de la pintura y de la importancia de la historia personal e íntima de la práctica de la pintura, lo que le ha llevado permanentemente a un mecanismo de trabajo que bien podría describirse como una secuencia que se inicia con la percepción de un fenómeno –que bien puede ser inducido–, conduce a la cuestión de quién y cómo lo ha tratado previamente, y luego a la búsqueda de la respuesta llevando un poco más allá de sus límites lo ya sabido en uno y otro campo. Y todo ello asimilando ambas cosas, vida y pintura, en un solo ámbito vital. La serie «El huerto», a la que pertenece Mañana de verano fue pintada en 1982, en el vórtice de muchas esperanzas. El artista parte de la contemplación de unos jóvenes de ambos sexos que deambulan desnudos por un huerto-jardín de la vega murciana; al mismo tiempo, asume como pintor las incitaciones y los cambios, incluidos los luminosos, incluso las sombras que se desparraman sobre el papel o la tela en el resultado final. Se da también un diálogo superador, con Cézanne en este caso, con Jasper Johns en otros con el mismo motivo, o con el expresionismo de Richard Diebenkorn en otros inmediatamente posteriores. Representado en los museos más importantes del país y en relevantes colecciones internacionales, Alfonso Albacete es también un extraordinario grabador y ha hecho significativas incursiones en instalaciones sustentadas en la pintura y en obras de arte público.
Mariano Navarro