Carlos Amorales
Méjico, 1970
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Carlos Amorales completó su formación artística en Europa, en la Rijksakademie de Ámsterdam, en los años noventa. Su obra se nutre en su esencia de un interés por la performance y el dibujo que, en su faceta expandida, le llevan a crear las animaciones por las que es internacionalmente conocido en el panorama del arte contemporáneo. A través de diversos soportes y a lo largo de su carrera, Amorales explora los significados del lenguaje, transformándolo en símbolos y representaciones gráficas, cuestionando su utilidad, sus limitaciones y sus significados.
A partir de un condensado de la revisión de sus dibujos digitales realizados durante diez años, el llamado Archivo líquido, surge la necesidad en su trabajo de que esos dibujos cobren vida, y el artista los lleva al movimiento por animación en su primera pieza proyectada en doble pantalla, que se presentó en la Casa de América de Madrid en el año 2005.
Al año siguiente presenta esta Maravilla inútil en el apartado Unlimited de Art Basel, proyección que se compone de dos partes: por un lado, una cartografía del mundo que se construye y deconstruye lentamente, como símbolo de la era global a la que pertenecemos; por el otro lado de la pantalla, las obsesiones de Amorales se multiplican con el hombre-bestia, la mujer-chango, las bandadas de pájaros, los lobos, las calaveras, la sangre que empapa la pantalla, etc. Todo ello ambientado con la banda sonora creada especialmente para la pieza por Silverio (Julián Lede), músico mexicano que ha colaborado en otras obras con el autor.
Fantasías y mitos silueteados en negro protagonizan la obra de este período de Carlos Amorales, que se extiende durante siete años en forma de alucinaciones, pertenecientes a esa inmensa base de datos que es el Archivo líquido, cuyos significados nos llevan a una exploración del subconsciente individual y colectivo. Lo racional, lo impredecible, el miedo y la belleza son pautas importantes para interpretar su obra.
Virginia Torrente