Antonio Saura
España, 1930
España, 1998
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Antonio Saura (Huesca, 1930 - Cuenca, 1998) fue una referencia ineludible para la pintura española durante casi cuatro décadas. En 1943 enfermó de tuberculosis ósea y tuvo que pasar cinco años inmovilizado. En ese largo período de convalecencia empezó a pintar y a escribir como autodidacta y en 1950 mostró por primera vez esos trabajos experimentales. Dos años más tarde expuso en Madrid un conjunto de obras de carácter onírico y, ya afincado en París, presentaría su serie de grattages, cuadros con iconografías abstractas y gestuales. En 1957 funda el grupo El Paso junto con otros artistas y realiza las primeras obras de sus grandes series «Crucifixiones», «Sudarios» y «Retratos imaginarios». Este período está marcado por el uso exclusivo del blanco y el negro, así como por la particular síntesis entre el expresionismo abstracto, la pintura barroca española y los lenguajes informalistas. En 1960 regresa de nuevo al color y aumenta considerablemente su producción gráfica. Lleva a cabo obras de formato monumental, como Grand nu, en las que aborda un tema –la figura humana– especialmente importante a lo largo de su andadura. Durante esa misma década de los sesenta profundiza en la relectura de Velázquez y Goya a partir de varios retratos, en los que desfigura los rostros de los personajes tratando de extraer su trasfondo psicológico y plástico. Muy implicado en la oposición al franquismo, abandona la pintura al óleo durante diez años (1968-1979) para centrarse en la escritura y la obra gráfica. A lo largo de los ochenta vive un período de gran actividad en el que retoma sus temas habituales y realiza distintos montajes escenográficos, así como numerosos libros ilustrados, entre ellos El Quijote, los Diarios de Kafka y La familia de Pascual Duarte de Cela. Durante los noventa se le dedican importantes exposiciones internacionales y su obra recibe el reconocimiento de la crítica y el público.
Valentín Roma