Robert Therrien
USA, 1947
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Therrien creció en el norte de California, en el área de San Francisco. Con frecuencia se le asocia con la escena artística de la costa oeste americana. Sin embargo, su trabajo ha sido principalmente reconocido a través de exposiciones en afamadas galerías de Nueva York y Europa. Tal como ha escrito Gregory Salzman, Robert Therrien procede de una generación que durante la guerra fría fue educada en el rencor ideológico y el rechazo a sistematizaciones racionalistas. «A mediados de los sesenta, esta nueva generación de artistas empezó a buscar formas de mediar entre la cultura popular y la alta cultura, y a establecer conexiones ideológicas entre el pop y el minimalismo.» De ahí que el trabajo de este artista se haya configurado como una oscilación entre diferentes tipos de oposición: minimalismo y arte pop, abstracción y figuración, lo sagrado y lo profano, lo racional y lo emotivo. El mismo artista, refiriéndose a su trabajo, ha afirmado que le resulta difícil distinguir entre pintura y escultura. Especialmente, considerando el precedente de artistas como Donald Judd y Frank Stella, que habían disuelto las diferencias en beneficio de la objetualidad de la obra de arte. En este sentido, los objetos de Robert Therrien promueven una ambigüedad constante. De hecho, su obra desarrolla un repertorio mínimo de formas: conos, nubes, formas ovales y muñecos de nieve. Las formas que aparecen en su trabajo se reproducen repetidamente como iconos que pierden su condición original de objeto. Al ser fabricadas en madera, bronce o aluminio, y después pintadas, adquieren texturas y colores que multiplican sus asociaciones en la imaginación. Dentro de los espacios en los que se exhiben, su escala y su posición despiertan la participación del espectador en un nivel fenomenológico, es decir, en un nivel corporal.
Carlos Guerra