Pablo Palazuelo
España, 1916
España, 2007
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Por la calidad de su obra –más que por su edad octogenaria– Palazuelo es, junto con Antoni Tàpies, el gran patriarca del arte español contemporáneo.
Pablo Palazuelo cursó estudios de arquitectura en la School of Arts and Crafts de la Universidad de Oxford, entre 1933 y 1936. El encuentro con la pintura de Paul Klee, en 1947, y la lectura de sus textos sobre la línea, constituyeron un influjo determinante en su concepción artística, por más que, en cierto modo, se desentendiera de Klee al formular su línea de trabajo realmente personal. En 1948 viajó a París. En 1949 comenzó a trabajar con la galería Maeght, en la que trabó contacto y amistad con Serge Poliakoff, Yves Klein, Alberto Giacometti, Ellsworth Kelly y el español Eduardo Chillida. Continuaría exponiendo en sus salas hasta finales de los años ochenta.
«Estoy investigando una cosa, estoy a punto de dar con ella, le sigo la pista», les dijo Palazuelo a los miembros del matrimonio Maeght cuando se conocieron. Lo que buscaba es lo que ha distinguido su obra desde entonces y siempre: una geometría distinta de la de los constructivistas y normativos –que en unas ocasiones ha denominado «transgeometría» y en otras «geometría orgánica»–, que no toma el cuadrado, el círculo y el triángulo como figuras elementales cuya combinatoria genera un orden, sino que afronta casi exclusivamente la línea liberada de las convenciones científicas para aventurarse –nunca mejor dicho– en el crepúsculo del sueño y en las visiones. Una concepción sustentada teóricamente en las antiguas geometrías sagradas, las numerologías herméticas, el pitagorismo y otros pensamientos presocráticos, el neoplatonismo, la cosmología, la biología, la alquimia y el tantrismo. Y también en la forma en que los chinos conectan la numerología con la armonía de las formas en el mundo y en el arte; sobre este último, además, la idea de ornamento en el Islam. «La geometría me parece central porque es la medida de la materia», afirma Palazuelo. Y también: «La geometría se muestra en los estratos profundos de la naturaleza, como expresión del número en movimiento». En su caso, la naturaleza piensa y la línea sueña. Su obra revela los ritmos internos de la materia. Incluso nuestros sueños y pensamientos son materia.
Pablo Palazuelo vivió en París hasta 1969 cuando, a la muerte de Aimé Maeght, regresó a Madrid. En 1973 presentó su primera exposición individual en Madrid, que era también su primera exposición individual en España. Es también escultor –mostró sus primeras obras en 1977– y poeta, y ha colaborado en composiciones musicales. «Mis esculturas –explica– son un desarrollo de mi trabajo sobre el espacio, trasladado de las dos a las tres dimensiones». En 1986 se grabó Le nombre et les eaux, obra compuesta en colaboración con Frédéric Nyst cuya partitura original surge de la estructura de los dibujos de Palazuelo que tienen el mismo título, El número y las aguas, fechados desde 1978.
En 1952, Pablo Palazuelo fue galardonado con el premio Kandinsky. En 1958 recibió el quinto premio Carnegie, en Pittsburgh. En 1982, el Ministerio de Cultura español le otorgó la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. En 1993 la Comunidad de Madrid le entregó el Premio a la Creación Plástica. Y en 1999 obtuvo el Premio Nacional de Artes Plásticas. En el 2004 recibió el Premio Velázquez de Artes Plásticas del Ministerio de Cultura español. Falleció en el 2007.
Mariano Navarro