Albert Oehlen
Alemania, 1954
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Albert Oehlen declaraba con absoluta rotundidad en 1984: «Nosotros hacemos de nuestra pintura un acontecimiento social, según una concepción particular del papel del pintor». El «nosotros» se refería, además de a sí mismo, a las personas con las que componía el colectivo que la revista Art in America había bautizado como La Banda: su hermano Markus, también artista, y los pintores Werner Büttner (Jena, Turingia, 1954), con el que formó en Hamburgo el colectivo Desastre de la Democracia, y el tristemente fallecido Martin Kippenberger, con quien representó numerosas obras de teatro para dos, escritas al alimón.
La concepción particular de Oehlen procedía tanto de la relación entre pintura y política que denota su obra -de ahí sus retratos de Stalin, Kennedy o Celine- como de su uso inveterado del cinismo y la ironía, especialmente en lo referente a temas culturales. El acontecimiento social no procedía únicamente de la capacidad de provocación de su obra, sino también de lo que supuso la pintura neoexpresionista alemana, de la que fue uno de sus más jóvenes representantes, como renovación frente a los lenguajes plásticos ya existentes y, a la vez, como relectura de un pasado reciente que tendía sus alas sobre el presente inmediato.
Mariano Navarro