Guillermo Kuitca
Argentina, 1961
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Guillermo Kuitca fue un niño prodigio que, con tan solo seis años, empezó a pintar en serio, y que con trece años realizó su primera exposición individual en la Galería Lyrolay de Buenos Aires. Entre 1980 y 1982 desarrolló el repertorio iconográfico que presidiría toda su obra, fruto de sus primeras visitas a Europa, donde pudo contemplar las obras de los maestros europeos más importantes, desde Diego Velázquez hasta Christian Boltanski, y quedó especialmente impresionado por la obra de Francis Bacon y por la visita a la exposición de Frida Kahlo en Madrid. En 1982 entró en contacto con Pina Bausch y su compañía de danza e inició su colaboración en producciones teatrales, que duraría hasta 1984. Durante aquellos años realizó la serie de cuadros «Nadie olvida nada», en la que es constante la presencia de las camas. Entre 1984 y 1987 produjo otras series de cuadros en los que pintaba espacios teatrales y, a partir de 1987, comenzó a pintar mapas de carreteras, planos de apartamentos y mapas de ciudades. Durante la primera década del 2000 volvió a colaborar con diversos proyectos teatrales: creó, por ejemplo, la escenografía de La Casa de Bernarda Alba en el Teatro San Martín de Buenos Aires y colaboró con el arquitecto Norman Foster en el diseño del telón de la ópera de Dallas (Winspear Opera House). Tanto a través de sus cuadros con espacios vacíos como en sus colaboraciones teatrales, el hilo de continuidad de la obra de Guillermo Kuitca radica en la reflexión filosófica sobre la soledad, un tema universal que ha desarrollado a través de referencias biográficas. Actualmente vive y trabaja en Buenos Aires.
David G. Torres