Gary Hill
USA, 1951
Volver
En 1969, Gary Hill se trasladó a Woodstock, en el estado de Nueva York, que se había convertido en un importante lugar de encuentro de los protagonistas de la contracultura. Allí asistió a algunas clases en el Art Students League, y realizó esculturas en acero a las que incorporaba sonido. En 1973 tuvo su primer encuentro con el formato vídeo, al tomar prestada una cámara del Woodstock Community Video. Este descubrimiento resultó decisivo. Durante los años siguientes, Hill experimentó con lo que serían las bases de su lenguaje; por una parte sondeó las posibilidades del vídeo como forma de registrar el paso del tiempo; y, por otra, realizó diversas obras en las que indagó en la videoinstalación (Hole in the Wall, 1974). Durante la segunda mitad de la década de 1970, estimulado por el contacto con los poetas George Quasha y Charles Stein y por la obra musical de La Monte Young, comenzó a tratar la relación entre la imagen, el sonido, las palabras y sus significados. Sus trabajos se convertirían en una nueva forma de lenguaje que reflexiona sobre el propio lenguaje. Este sería el punto de partida de su obra durante los años ochenta, cuando Hill se convirtió en uno de los artistas más importantes del videoarte. Entre 1984 y 1985 vivió en Japón, donde realizó URA ARU (the backside exists). En 1988 creó Incidence of Catastrophe, su primera obra inspirada en los postulados de Maurice Blanchot. Las teorías de este filósofo francés, junto a las del alemán Martin Heidegger, resultan fundamentales para entender toda su producción posterior. A partir de este momento, la obra de Hill iría acusando una mayor complejidad visual, gracias al uso de ordenadores y otros recursos tecnológicos, que nunca ha visto como un objetivo en sí mismo, sino como un lugar en el que experimentar la deconstrucción no lineal de la narrativa y en el que situar al espectador como protagonista de sus trabajos. En obras como Suspension of Disbelief (for Marine) , de 1991-1992, el artista utiliza treinta monitores en los que se ven, en una rápida sucesión, fragmentos de imágenes del cuerpo humano. Convertido en un artista de inmenso impacto en varias generaciones de creadores, sus creaciones no han dejado nunca de investigar nuevos límites tecnológicos y conceptuales. Desde 1985 Gary Hill reside en Seattle.
Ferran Barenblit